Los “señores feudales” según El Comercio
La chicharra se muere de tanto gritar, es una ley natural; quizá por eso, el diario El Comercio puede morir después de tanto mentir; como se evidencia (desde los años 60) el poder de la palabra está en caída libre. Durante las últimas décadas el decano del periodismo nacional se ha desprestigiado tanto que sus publicaciones ya no determinan nada.
El Comercio es enemigo de las ideas divergentes al modelo neoliberal (izquierda), de las organizaciones sociales, del empresariado patriota, de la independencia de poderes, de los Derechos Humanos, de la nacionalización de empresas estratégicas, de los medioambientalistas, de la soberanía de nuestro mar, de los derechos laborales, de la pluralidad periodística, de la descentralización, de las leyes, etc. Porque para este grupo mediático (el más reaccionario del país) “el mercado neoliberal debe controlar todo”. En otras palabras, el Estado debe desaparecer o reducir su control a su mínima expresión.
El silencio cómplice durante la década de la dictadura fujimorista (privatizaciones, corrupción y violación a los DDHH); El aval de la represión de las fuerzas del orden durante el “Moqueguazo”, en el gobierno de Alejandro Toledo; la masacre del último quinquenio de Alan García, durante el “baguazo” (murieron 33 peruanos); y, su complicidad con Humala para reprimir a los cajamarquinos que luchan en defesa del agua (donde murieron 5 hermanos de Bambamarca y Celendín): pintan de cuerpo entero al grupo El Comercio. Para estos oligarcas, “los Derechos Humanos son una cojudez” como lo dijera cínicamente el representante del Opus Dei en el Perú.
Asimismo, el periódico del Poder Económico, ataca permanente al Gobierno Regional Cajamarca y a Gregorio Santos (violentistas, terroristas, corruptos, antimineros, ineficientes, etc.) con adjetivos que están muy lejos de la ética periodística. Por eso no es de extrañar, la confabulación que tienen con la Contraloría General de la República, el Ministerio Público y el Gobierno de Ollanta, para difundir mentiras y calumnias. Las denuncias, que están en investigación, como la de Petronila Vargas, las asumen como verdad. Este diario, al no investigar seriamente, se ha dedicado a enjuiciar y a sentenciar a Gregorio Santos (sin que esta sea su labor); y ha llegado incluso a lo cómico al calificarlo, en su editorial (01 de abril 2014), de “señor feudal”. Ironías de la vida, un diario que defendió durante más de un siglo a los verdaderos señores feudales de nuestro país (hacendados) ahora llama “señor feudal” a quien no se arrodilla ante las transnacionales.
César Hildebrant, expresaba en su semanario Hildebrant en sus trece: “El Comercio quiere gobiernos títeres como el de Ollanta para que sus empresas como: Graña & Montero, Lan, Supermercados, AFPs, Bancos, mineras, editoriales, y las muchas al cual son socios, tengan el privilegio de contratar con el Estado impunemente. Son lobbies de la comunicación”. Una realidad que discrimina y excluye a las mayorías, pero favorece a los pequeños grupos de poder económico. En nombre de la libertad de expresión hacen escarnio de los derechos del pueblo.
El editorial de hoy, como los muchos que han publicado burlándose y diciendo mentiras de Cajamarca, les quita toda credibilidad; porque quienes conocen la realidad cajamarquina saben que sus publicaciones son falsas. Este tipo de periodistas a sueldo, al igual que algunos en Cajamarca, están desprestigiando a una de las profesiones más nobles y en la que su trabajo debe seguir el camino de la decencia y la responsabilidad.
Señores de El Comercio, no se confundan: en Cajamarca y en el gobierno regional no hay “señores feudales”. Aquí hay un pueblo que, en sus espacios de democracia, trabaja y lucha en defensa de la soberanía y desarrollo de su región; por ello, todas las mentiras que han publicado están cayendo en saco, roto porque Cajamarca es un pueblo inteligente. Vean lo que dice El Comercio: http://elcomercio.pe/opinion/editorial/editorial-senores-feudales-noticia-1719616.